Depresión postvacacional: el mal de septiembre.
A algunas personas septiembre les viene bien para retomar rutinas y volver al equilibrio tras unas buenas vacaciones, sin embargo para otras no es tan positivo; cada vez se habla más de la depresión postvacacional.
En muchos casos la vuelta es demasiado: el trabajo, el “school running”, la presión de ser puntuales, los malabares de llevar una casa, familia, amigos y carrera profesional, todo a la vez, es mucho. Entramos en una fase donde aparecen emociones como la tristeza, el enfado, el hastío, el asco y la amargura; una fase que se vive como un bajón tras las vacaciones.
Hemos alquilado nuestro cuerpo y mente a otras personas o empresas para hacer un trabajo que no siempre nos satisface y esto, unido a hipoteca y otras responsabilidades económicas, a veces nos puede hacer sentir atrapados en una vida que no nos pertenece.
¿Qué se puede hacer si estamos en ese punto? Siempre se puede pedir ayuda a especialistas y buscar un espacio donde poder hablar con alguien sin sentirnos juzgados.
También puede ayudarnos mantener una rutina de horarios, trabajo y deporte equilibrada. Y por supuesto, la meditación ayuda muchísimo a poder ver con claridad más allá de todas las emociones. Podemos ver si simplemente estamos sobrepasados y necesitamos algo de ayuda o si estamos tan quemados que necesitamos un cambio más radical.
Es una aventura apasionante el conocerse por dentro e ir descubriendo cuál es el camino de cada uno más allá de donde se está ahora. La vida se hace paso a paso y cada pequeño avance nos lleva en una dirección que muchas veces ni imaginamos.
Podemos pararnos, mirar, buscar qué hay dentro para poder salir al mundo de otra forma, con más amor por uno mismo, por los que nos rodean y por la naturaleza. Porque todo va unido.
¡Ánimo, porque este mundo merece la pena!
Y por si te animas te dejo esta charla GRATUITA sobre meditación.